En los últimos años, los materiales poliméricos o plásticos han ido adquiriendo un protagonismo cada vez mayor en nuestra vida cotidiana, ya que se emplean en una gran variedad de aplicaciones, entre las que destaca el envase y embalaje, al que se destina un 39,6% de la producción del volumen total (datos de Plastics Europe) Esto se debe a que cuentan con propiedades atractivas, entre las que destacan ligereza, facilidad de transformación, bajo coste y versatilidad.
Actualmente, los polímeros más utilizados dentro del sector del envase y embalaje son las poliolefinas, concretamente el polietileno (PE) y el polipropileno (PP), seguidos por el polietilentereftalato (PET). No obstante, frente al ya muy extendido uso de estos materiales convencionales, está surgiendo una demanda creciente de materiales plásticos biobasados y/o compostables.
Esta tendencia viene derivada de, por una parte, una mayor conciencia por parte de los consumidores de la importancia de la conservación del medioambiente y, por otro, de diversas regulaciones normativas a nivel europeo, nacional y autonómico como la Directiva 2018/852, que modifica la 94/62/CE relativa a los envases y residuos de envases, fomentando la reutilización y estableciéndolos mínimos de reciclado de residuos plásticos para medio y largo plazo en 50% para 2025 y 55% para 2030, así como el reciclado de un mínimo del 70% en peso de todos los residuos de envases.
Como resultado de toda esta regulación, ha surgido un interés creciente por el uso de materiales compostables, así como por maximizar la introducción de material reciclado en productos hechos de plásticos convencionales. Sin embargo, aunque ambas vías tienen una clara repercusión positiva para el medioambiente y la economía, deben superar ciertas barreras funcionales para poder reemplazar a los materiales convencionales.
A raíz de la búsqueda de soluciones sostenibles a partir de materiales compostables, en ITENE surge la necesidad de realizar el proyecto ComFuMe, cuyo objetivo es el desarrollo de nuevos materiales de envase compostables con propiedades mejoradas y nuevas funcionalidades, como alternativa a los materiales convencionales de envase derivados del petróleo, con estructuras de envase complejas (multimaterial, multicapas…) difíciles de reciclar al final de su vida útil.
Para ello, se proponen tres vías de desarrollo principales para la consecución de este objetivo:
1. Desarrollo de formulaciones compostables para aplicaciones de envase rígido y flexible, entre las que, por su complejidad, destacan los monodosis, con propiedades mejoradas. Se espera aumentar su barrera al oxígeno y vapor de agua, su resistencia térmica y a pH ácido, así como su procesabilidad en equipamiento convencional, pudiendo así sustituir a los polímeros convencionales.
2. Desarrollo de recubrimientos basados en materiales naturales, reforzados con aditivos para optimizar su aplicación, sin necesidad de aplicar otras sustancias promotoras de adhesión, en sustratos compostables. Se pretende alcanzar una mayor barrera a gases de la estructura final, conservando la compostabilidad de la misma.
3. Desarrollo de tintas funcionales con capacidad susceptora, que serán aplicadas en sustratos poliméricos y celulósicos para la producción de envases microondables. Se optimizará su aplicación mediante distintas técnicas de impresión y la modulación del calentamiento del producto final.
Se validará a escala industrial la funcionalidad de los materiales desarrollados para distintas aplicaciones de envase, tanto flexible como rígido. Para posibilitar su entrada en mercado, en paralelo, también se realizará una evaluación de su aptitud para contacto alimentario y de la compostabilidad de los envases finales.