Este proyecto desarrollado por AIDIMA se basa en la investigación y desarrollo de tecnologías que evalúen la calidad de los productos y derivados de la madera, de forma que aumente su durabilidad y seguridad, mediante el estudio de bioindicadores y mediante el uso y mejora de los dispositivos comerciales de control de calidad ya existentes. El objetivo es mejorar la competitividad del sector para así poder frenar el decrecimiento actual del sector.
La industria valenciana de la madera y el mueble ha sido durante décadas el motor del sector español en cuanto a diseño, producción y exportación. Sin embargo, ha sufrido una fuerte ralentización de su crecimiento y una notable pérdida de competitividad debida al aumento de las importaciones procedentes de países de bajo coste (China, India, Brasil, Rusia y Este de Europa).
Una manera de frenar estos procesos es mejorar la competitividad del sector mediante la reducción de los materiales desperdiciados y la implantación de mejores y más rápidos controles de calidad. Para ello, en el presente proyecto se pretende desarrollar una serie de biosensores que indiquen el estado de la madera mediante el uso de organismos o mediante reacciones bioquímicas.
Aunque cada vez hay más sistemas de visión artificial avanzados en línea para madera aserrada o acabada (VAMAD o IECON), los controles de calidad deberían comenzar ya en el árbol en pie, pues cualquier defecto en la madera del árbol terminará haciendo que esta se deseche o que dé lugar a productos de calidad mala o mediocre, lo cual ocasiona rechazos y pérdidas económicas cuantiosas. El interés del control de calidad en el árbol en pie resulta indudable, pues su precio depende de la clasificación y de la situación coyuntural del mercado.
Asimismo, los controles de calidad también deben hacerse en el uso final de la madera en construcción, carpintería y mobiliario, prestando especial atención a su biodegradación, tanto por insectos (polilla, carcomas finas y gruesas, termitas) como por hongos (hongos cromógenos y de pudrición), pero también en su calidad estructural (inestabilidad dimensional, caída de resistencias, puntos críticos en uniones).
Estos controles también deben prestar atención a la relación entre la calidad de la madera y la salubridad del medio en que se encuentra, relación que puede describirse mediante bioindicadores o mediante la integración de biosensores en los productos acabados.
El grado de innovación tecnológica del presente proyecto es muy alto. En especial, el uso de bioindicadores y biosensores para la industria de la madera y derivados es innovador y presenta un gran potencial para las empresas valencianas para mejorar sus controles de calidad.