La producción de combustibles y productos químicos en biorrefinerías basadas en la biomasa está ganando terreno. Aunque las bio-refinerías de segunda generación aprovechan menos de un 20% de la biomasa que utilizan como materia prima para la producción de etanol. El restante 80% de residuos se utilizan para la producción de biogás y energía principalmente.
Los residuos agroindustriales o cultivos agrícolas, los residuos sólidos urbanos y los residuos forestales se consideran las fuentes más significativas para dichas biorrefinerías en la lucha contra el cambio climático, la garantía de la seguridad alimentaria, la creación de materias primas sostenibles y la diversificación de las fuentes de energía.
A través de las investigaciones que se van a llevar a cabo durante el desarrollo del proyecto BioREFINE-2G, en el que participa el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) se espera lograr un mayor aprovechamiento de estos residuos para la fabricación de productos de mayor valor añadido.
Concretamente, se trata de desarrollar procesos industriales para convertir estos residuos en biopolímeros como los biodegradables de los que existe una tendencia al alza en su demanda por parte del mercado.
El proyecto abarca toda la cadena de valor, desde la identificación de la materia prima en la naturaleza y el desarrollo de nuevas fábricas de levadura industrial hasta el desarrollo de métodos de polimerización para la producción de polímeros biodegradables aplicables como plásticos , recubrimientos o adhesivos. Además, se realizarán análisis de ciclo de vida y de viabilidad económica.
Por lo tanto, se trata de un proyecto que persigue un doble objetivo. Por una parte, la rentabilización de los procesos industriales de producción de biocombustibles, y por otra la producción de plásticos sostenibles a partir de los residuos de estos procesos. Así se pretende dar mayor valor añadido a los residuos que se generan actualmente durante la producción de bioetanol y que hasta ahora se empleaban para producir energía y biogás. Los biopolímeros que se obtengan no solo tendrán su origen en fuentes renovables, sino que además serán biodegradables y permitirán obtener bioadhesivos, poliuretano, poliéster, recubrimientos y film para embalaje.
Además, el innovador plástico no solo reducirá la dependencia de los combustibles fósiles en un 50% dada su procedencia de residuos forestales, sino que además permitirá obtener productos destinados a la industria del envase como láminas para termoformado, adhesivos y recubrimientos.
BioREFINE-2G es un proyecto co-financiado por la Comisión Europea dentro del 7º Programa Marco (Nª FP7-613771) y coordinado por DTU, el Centro para la Biosostenibilidad de la Universidad Técnica de Dinamarca. Junto a AIMPLAS participan en él la universidad sueca de Lund, la empresa sueca Borregaard, la portuguesa Biotrend, la empresa de energías renovables alemana WIP, el Instituto de Hamburgo para la Cooperación Ambiental y la española Ecopol Tech.
AIMPLAS es el responsable de realizar las especificaciones, del desarrollo de biomateriales mediante extrusión reactiva, de la validación de los biomateriales en planta piloto, así como de la caracterización y divulgación.