El proyecto BIOPOLREX, De residuos agrícolas a bioplásticos avanzados usando catalizadores basados en metales abundantes, en el que participa AIMPLAS, se centra en el desarrollo de sistemas catalíticos basados en metales para la producción de bioplástico a partir de building blocks, entre los que se encuentran terpenoides sintetizados en procesos de biorrefinería; lo que permite la valorización de la paja de maíz y de los residuos que genera la pulpa de remolacha.
La extrusión reactiva (REX) es un método alternativo prometedor para sintetizar biopolímeros por su proceso continuo y por su con capacidad para trabajar con sistemas de materiales altamente viscosos, que puede funcionar sin solvente. El empleo de una extrusora de doble husillo permite reducir el tiempo de reacción hasta en un 80% respecto del proceso por lotes. Además, las extrusoras de doble husillo comúnmente utilizadas son capaces de resolver los problemas de transferencia de calor y masa que surgen en cuanto la viscosidad del medio de reacción. Un ejemplo de ello es cuando el monómero se convierte en polímero y aumenta dentro de un orden de magnitud de 105 en procesos por lotes.
Los objetivos del proyecto BIOPOLREX están centrados en el desarrollo de sistemas catalíticos para la producción de bioplásticos a partir de moléculas de tipo terpenoide sintetizadas por microorganismos modificados genéticamente, y que toman como base subproductos agrícolas como la paja de maíz y la pulpa de remolacha, de los que se obtienen terpenos y terpenoides que pueden ser transformados en un tipo de materiales poliméricos o bioplásticos llamados politerpenos.
Estos son muy versátiles porque son compatibles con otros polímeros como, por ejemplo, las poliolefinas y con copolímeros de tipo estirénico, como el SBS, así como con EVA, PUR y acrílicos. Se utilizan con frecuencia como (co)adhesivos en muchos adhesivos termofusibles y son sensibles a la presión de alta calidad. Además estos productos tienen otras propiedades muy interesantes de tipo antioxidante y antimicrobiana, por lo que tienen un potencial altísimo.
Los polímeros de tipo biológico generados se destinarán a aplicaciones tales como adhesivos, aditivos para otros bioplásticos, recubrimientos, pinturas, adhesivos y/o barnices. Este tipo de bioplásticos podría pues tener aplicaciones en áreas que van desde la automoción y electrónica hasta el mobiliario, higiene, productos de cuidado personal y fabricación de calzado, o en embalajes para conseguir una fuerte adhesión y alta resistencia.
En este proyecto, junto a AIMPLAS, participan el INSTITUTO DE BIOTECNOLOGÍA DE LEÓN y la UNIVERSIDAD DE ALCALÁ.