La tipología de material empleado, la cantidad y su disposición según la forma del envase son factores clave en el ahorro de costes y mantenimiento de la calidad y seguridad alimentaria. A estos factores se suma el sistema de envasado empleado (atmósferas modificadas, activos, inteligentes, barrera).
A partir de los requerimientos del producto, es posible determinar el material y el sistema de envasado que facilite su conservación. El uso de materiales activos o barrera, por ejemplo, puede reducir la cantidad empleada de otros materiales con funcionalidades más limitadas, lo que puede suponer un ahorro de costes.
Dependiendo del uso o manejo del envase por parte del consumidor, es posible optimizar la cantidad de material empleado. La optimización del diseño del envase se basa en el análisis de los puntos críticos, es decir en aquellos en los que se requiere mayor cantidad de material (más resistencia) y en los que no. La prevención en origen tiene su reconocimiento medioambiental y por parte de la administración, lo que ser traduce en menores tributos.
Grupo Riberebro, Gvtarra y AINIA Centro Tecnológico han iniciado una línea de I+D conjunta orientada a avanzar en la combinación de nuevas tecnologías de conservación para alimentos vegetales. Además, también se plantean el reto de desarrollar nuevos materiales de envasado para estos alimentos.
Este proyecto de I+D, denominado NOVAPACK, ha sido seleccionado por el Ministerio de Economía y Competitividad para ser apoyado en su financiación a través del programa Retos de Colaboración, cuyo objetivo es impulsar la realización de más proyectos de cooperación entre empresas y organismos de investigación, necesarios para promover el desarrollo de nuevas tecnologías, contribuir a la creación de nuevos productos y servicios y avanzar en la aplicación empresarial de nuevas ideas y técnicas que permitan a las empresas españolas competir y diferenciarse en un entorno globalizado.
El proyecto, que tendrá una duración de cuatro años, va orientado a avanzar en el reto de la seguridad alimentaria y la calidad de las conservas vegetales, promoviendo a la vez la sostenibilidad de los recursos agrarios y la responsabilidad y gestión eficiente de las industrias agroalimentarias.
En este sentido, la experiencia adquirida por los tres socios del proyecto en conservación de alimentos vegetales va a permitir poner en común conocimientos y combinar las tecnologías más punteras a nivel mundial, adaptándolas a las particularidades de alimentos de elevada calidad organoléptica como son las verduras y vegetales, consiguiendo además mejorar los ya de por sí elevados estándares de seguridad alimentaria que tienen las conservas.
El objetivo general del proyecto es combinar un nuevo material polimérico de envasado que soporte tanto procesos térmicos como procesos eléctricos, y que se pueda aplicar a productos tradicionales de elevada calidad organoléptica y seguros, como son las conservas alimentarias, con una tecnología novel de conservación de alimentos, aprovechando las posibilidades de la transmisión de energía en distintas formas alternativas a la térmica tradicional (como por ejemplo, procesos eléctricos) para conseguir productos sostenibles con una calidad organoléptica más elevada.