Según datos de la Comisión Europea, el uso de vertederos como sistema para la gestión de los residuos de envase es todavía muy alto en muchos países de la Unión Europea, entre ellos España. Aunque esta no es la mejor opción y las exigencias dentro del concepto de economía circular están dirigidas a abandonar el uso de vertederos y aumentar drásticamente los porcentajes de reciclado, esta transición no será inmediata.

Y es que el plástico es un verdadero problema, no solo para el medio ambiente, sino también para la salud de las personas. Respiramos y comemos plástico, según diversos estudios los microplásticos están aéreos están en el rango respirable e ingerimos una cantidad media de 50.000 partículas de plástico al año.

De ahí que se esté trabajando en mitigar los efectos que está invasión de plásticos está provocando. Por ello, además de desarrollar alternativas biodegradables al plástico, se están busca aliados naturales para facilitar su biodegradación. Bacterias, enzimas, hongos, larvas o las algas son los que mejores resultados están dando.

En este contexto, AINIA ha estado trabajando en acelerar la biodegradación del polietileno a través del proyecto Bioestimulantes y biosanitarios basados en la combinación de microorganismos con productos orgánicos estabilizados. Esto permitirá disminuir la presencia de residuos plásticos en vertedero a la vez que disminuir los impactos ambientales generados.

La forma de realizar esto ha sido mediante la incorporación de microorganismos con capacidad de biodegradación al material plástico. Se ha constatado una disminución de la vida útil del material plástico, aunque lejos de convertir el material plástico en un material compostable según norma, sí que se ha disminuido su vida útil.

Este proyecto es una acción complementaria a otras acciones como son la reutilización y el reciclado, y quiere abordar un segmento del material plástico que acaba en vertedero generando importantes impactos ambientales.