El tratamiento de las aguas residuales es uno de los mayores retos a los que se enfrentan las curtidurías. El sector ha invertido mucho en los últimos años para aplicar tecnologías limpias y sistemas de recuperación y reciclaje de subproductos.
Este sector productivo se caracteriza por generar efluentes muy abundantes y con alto contenido de contaminantes puntuales como los sulfuros y metales pesados como el cromo, además de poseer altas concentraciones de materia orgánica, nitrógeno orgánico, nitrógeno amoniacal y sólidos suspendidos.
Por este motivo se considera conveniente segregar los efluentes producidos en las tenerías, para brindarle tratamiento por separado al agua residual y que este sea más efectivo. Los principales contaminantes que aparecen en estas aguas residuales son sales, materia orgánica, sulfuros, nitrógeno amoniacal o total y, cromo trivalente. En algunos casos, estas sustancias se pueden recuperar o reciclar. Como el cromo.
Debido a la gran diversidad de las tenerías, dependiendo de la materia prima procesada, del proceso aplicado, de las sales curtientes empleadas y de las especificaciones del producto final, las características del agua residual serán diferentes y por tanto, el tratamiento a aplicar también.
En este contexto se enmarca el proyecto de aplicación de bioensayos respirométricos en aguas de tenerías que está realizando Inescop para el estudio de los vertidos del sector curtidos desde el punto de vista de su posible depuración con sistemas biológicos de fangos activos.
¿En qué consisten estos sistemas biológicos de fangos activos? El sistema de depuración de fangos activos es un proceso biológico aerobio (presencia de oxigeno) empleado para el tratamiento de aguas residuales. Este tratamiento consiste en la degradación de la materia orgánica por parte de bacterias aerobias. Los microorganismos se alimentarán de las sustancias que lleva el agua residual para generar más microorganismos y, en el proceso, se forman unas partículas fácilmente decantables que se denominan flóculos y que, en conjunto, constituyen los denominados fangos activos o biológicos.
La aplicación de tecnologías limpias, la gestión encaminada a reducir los posibles focos contaminantes y los procesos que generen la menor contaminación posible del medio y, sobre todo de las aguas, está convirtiendo al sector en una industria cada vez menos agresiva con el entorno.